lunes, 1 de agosto de 2016

Fallos técnicos desastrosos que pasaron desapercibidos demasiado tiempo


Hace unos días ha surgido una interesante controversia sobre un fallo informático que combinado con ciertas malas prácticas ha puesto en entredicho algunos trabajos científicos de investigación de los últimos 15 años. Aunque el problema no resultó ser tan grave como se creía inicialmente despertó el fantasma que sobrevuela cada vez que un pequeño bug informático (un error de software conocido como bicho) provoca alguna catástrofe en una máquina o sistema de control complejo. ¿Tan difícil es crear software completamente exento de fallos? ¿No se pueden prever todos los problemas que pueden surgir? ¿Es seguro encomendar tareas críticas a algo tan etéreo como un algoritmo que puede fallar?

En la práctica es imposible prever todos los problemas que pueden surgir; hay programas en los que las variables toman valores imposibles o no previstos, fallos que afectan a los sistemas operativos sobre los que corren esos programas o incluso problemas de fondo muy difíciles de descubrir que dan al traste con cualquier prueba previa. Por poner algunos ejemplos de bugs sorpresa: hace años, una división por cero dejó un crucero militar tres horas a la deriva hasta que se localizó el fallo; también se sabe que varias sondas espaciales y experimentos fracasaron estrepitosamente por la falta de una coma decimal o por haber confundido las unidades (como millas náuticas por pies) y que ha habido diversos fallos en los pilotos automáticos de ciertos aviones, normalmente de combate.

Décadas de estudios cuestionados


El caso más reciente está relacionado con las técnicas de la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI). El problema se encontró en el software que agrupa en "zonas de actividad" los vóxeles (píxeles 3D) en que se reconstruye el cerebro a partir de imágenes 2D. Según unos investigadores suecos las "agrupaciones de zonas de actividad" que los radiólogos y neurólogos luego examinan con su experiencia y buen saber para validar sus hipótesis venían sesgadas por bugs y fallos estadísticos en el software con el que se habían procesado.


Uno de los fallos históricos más complejos de detectar por inusual y casi inconcebible fue el de los cálculos erróneos del procesador Pentium de Intel

El resultado es que han podido darse más "falsos positivos" de lo normal en cerca de 3.500 estudios (originalmente se hablaba de 40.000 pero luego se redujo el número). Como para mayor desgracia en muchos de esos trabajos no se publican ni guardan los datos originales de las fMRI –sino solo los resultados ya agrupados– no es posible examinar los originales para realizar una comprobación. Por fortuna esto solo habría afectado a ciertas fMRI, no a todas que se procesan por otros métodos, por lo que muchos otros estudios no se habrían visto afectados.



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