Un hacker que logre acceder a nuestro wifi puede aprovechar la conexión para descargar contenido ilegal, o bien directamente para levar a cabo ciberataques o distribución de correo basura. Todas ellas actividades delictivas cuyo único titular, a efectos de la justicia, sería el propietario de la red. Por este motivo, merece la pena dedicar unos minutos a seguir una serie de pasos para intentar blindar al máximo posible.
1. Evitar la configuración por defecto
Pero no se trata únicamente de modificar la contraseña de la red wifi, sino también de blindar el acceso al propio router. "deshabilitar servicios de administración y gestión del routerpara evitar que puedan accederse a ellos desde fuera de nuestra red". Se trata, en definitiva, de modificar todos los parámetros de la configuración estándar del dispositivo.
2. Cortafuegos y contraseña sofisticada
Activar el firewall en el propio routeral entrar en la configuración. Hay que evitar combinaciones de caracteres numéricos y alfabéticos en mayúsculas y minúsculas y no emplear la misma contraseña que utilicemos para otros servicios en la red.
3. Apagar el 'router' en largas ausencias
Cambie el identificativo de la red o SSID. Incluso, mejor todavía, hacerlo invisible. Pero si hay una forma definitiva de proteger la red inalámbrica de manos ajenas es apagar el router.
4. Controlar qué equipos se conectan a la red
Una de las primeras señales de alarma de una red hackeada es el descenso de velocidad en la conexión.
5. Usar 'hardware' para proteger la red
Si no queremos volvernos locos editando contraseñas y configuraciones, siempre podemos recurrir a un gadget que blinda la red Wifi de la casa y se asegura de forma activa que los equipos conectados son todos conocidos y no hay ataques remotos.
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